Según un estudio la cirugía de cambio de género empeora la salud mental
Un reciente estudio publicado en el prestigioso Journal of Sexual Medicine de Oxford ha puesto en jaque la narrativa dominante sobre la cirugía de cambio de género. Contrario a lo que se suele argumentar, esta investigación revela que someterse a una operación de reasignación de sexo no solo no alivia la disforia de género, sino que, en muchos casos, agrava severamente los problemas de salud mental.
La cirugía de cambio de género, duplica la depresión
El estudio se basó en el análisis de 107.583 pacientes, brindando una muestra amplia y representativa para evaluar los efectos a largo plazo de estas cirugías. Los resultados son alarmantes: las personas que se sometieron a la operación de cambio de género presentan tasas de depresión y ansiedad significativamente más altas en comparación con aquellas que optaron por no operarse.
Entre los hombres que pasaron por la cirugía, la tasa de depresión se elevó hasta el 25,4%, más del doble en comparación con el 11,5% registrado en aquellos que no se sometieron a la intervención. En el caso de las mujeres, los resultados son igualmente preocupantes: un 22,9% de quienes se operaron experimentaron depresión, frente al 14,6% de aquellas que no optaron por esta medida drástica.
Además de la depresión, los intentos de suicidio también mostraron un preocupante incremento en las personas operadas, generando una alerta sobre la efectividad de estos procedimientos y su impacto real en la estabilidad emocional de los pacientes.
Las verdaderas causas del deterioro emocional tras la cirugía
El informe señala que varias razones podrían explicar por qué la cirugía de cambio de género no solo fracasa en mejorar la salud mental, sino que, en muchos casos, la empeora drásticamente.
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Complicaciones físicas: Muchas de estas cirugías implican procedimientos quirúrgicos altamente invasivos y conlleva una serie de complicaciones que pueden generar dolor crónico, infecciones y otros problemas de salud.
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Expectativas no cumplidas: Algunos pacientes pueden tener una visión idealizada del resultado, esperando que la cirugía les brinde una sensación de plenitud que finalmente no se materializa.
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Presión social y falta de alternativas: En ciertos casos, las personas transgénero pueden verse presionadas por su entorno a someterse a cirugías sin haber explorado alternativas terapéuticas más seguras y menos invasivas.
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Aislamiento y arrepentimiento: Algunos pacientes reportan sentirse aislados tras la cirugía, especialmente si su entorno no reacciona como esperaban. Además, existen testimonios de personas que, con el tiempo, se arrepienten de haberse sometido a estos procedimientos irreversibles.
Un llamado de atención a la comunidad médica
La investigación también sugiere que la comunidad médica podría estar fallando en proporcionar un enfoque verdaderamente integral a la disforia de género. En lugar de explorar opciones menos invasivas, como la terapia psicológica, algunos profesionales parecen priorizar la cirugía como la "solución definitiva".
Este hallazgo coincide con el testimonio de numerosos especialistas que han advertido sobre el crecimiento exponencial de las intervenciones quirúrgicas sin un análisis profundo y detallado de cada caso en particular.
La presión cultural y mediática: ¿estamos empujando a las personas a la cirugía sin considerarlo bien?
Otro punto clave que el estudio pone sobre la mesa es el impacto de la presión social y mediática en la decisión de someterse a una cirugía de reasignación de sexo. En los últimos años, el discurso dominante ha promovido estas intervenciones como la "solución definitiva" para las personas transgénero, dejando de lado el debate sobre sus riesgos y posibles consecuencias negativas.
Este fenómeno podría estar llevando a decisiones apresuradas en personas que, de haber contado con un acompañamiento psicológico adecuado, podrían haber encontrado formas menos drásticas de lidiar con su disforia.
Conclusión: ¿un cambio de paradigma en el tratamiento de la disforia de género?
Los hallazgos de este estudio invitan a replantear la forma en que se abordan los tratamientos para las personas transgénero. En lugar de promover la cirugía como la única solución, podría ser necesario ampliar las opciones terapéuticas y brindar un acompañamiento integral que ayude a los pacientes a tomar decisiones bien fundamentadas.
La evidencia sugiere que, lejos de ser una "cura milagrosa", la cirugía de cambio de género puede traer consigo consecuencias emocionales devastadoras. Por ello, es crucial que tanto la comunidad médica como la sociedad en su conjunto comiencen a discutir estos temas con mayor profundidad, evitando posturas dogmáticas y asegurando que cada persona reciba el apoyo adecuado según su situación particular.
A la luz de estos nuevos datos, la pregunta queda abierta: ¿es momento de revisar el enfoque actual y considerar alternativas que realmente prioricen el bienestar mental y físico de los pacientes?