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Publicado en Política
Miércoles, 5 de Marzo del 2025

Kicillof quiere desarmar a civiles y favorecer a los delincuentes

En un giro inesperado, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, presentó un nuevo y polémico plan en la apertura del 153° período de sesiones en la Legislatura.

En su discurso, el mandatario kirchnerista no solo descalificó las críticas sobre su gestión, sino que dejó a todos sorprendidos al anunciar su intención de reducir la circulación de armas de fuego en la población civil mediante el lanzamiento del Plan Provincial de Desarme. Este proyecto busca retirar armas de los ciudadanos comunes, pero la gran pregunta que surge es: ¿es este un esfuerzo por desarmar a los argentinos de bien mientras se deja el camino libre a los delincuentes?

El discurso de Kicillof estuvo marcado por una mezcla de críticas, propuestas radicales y, por supuesto, declaraciones polémicas. En su intervención, el gobernador, conocido por sus posturas ultra kirchneristas, centró su atención en las denuncias sobre la inseguridad que afecta a la provincia, un tema que, lejos de mejorar, sigue escalando sin control. Aunque las cifras de robos, homicidios y delitos violentos siguen en aumento, Kicillof se enfocó en un objetivo que muchos consideran más bien una distracción: desarmar a la población civil. "Nuestro objetivo es quitar de la calle las armas de fuego", aseguró, sin dejar claro cómo este plan contribuiría realmente a mejorar la seguridad de los bonaerenses.

El anuncio, que suena más a una estrategia política que a una medida real contra la delincuencia, abre muchas interrogantes. Mientras miles de ciudadanos de bien siguen siendo víctimas de la inseguridad, ¿qué sucederá si las armas caen en manos de los criminales, que continúan actuando con impunidad? A lo largo de los últimos años, los delincuentes han mostrado un creciente acceso a armas de fuego, y algunos expertos alertan sobre la posibilidad de que esta medida solo desarme a quienes cumplen la ley y no a quienes se aprovechan de la vulnerabilidad de la gente.

Un discurso cargado de contradicciones y cinismo

El discurso de Kicillof también incluyó un ataque directo a los opositores que han criticado su gestión y, en particular, a aquellos que han señalado la creciente violencia que aqueja a Buenos Aires. Sin embargo, no fue solo la seguridad el tema central. El gobernador también aprovechó para quejarse sobre los recursos que, según él, la Nación le debe a la provincia de Buenos Aires, una deuda que, según sus declaraciones, asciende a $9,4 billones. Esta deuda, asegura Kicillof, ha tenido un grave impacto en las finanzas de la provincia, aunque muchos se cuestionan cómo se gestionan esos recursos en un contexto de creciente pobreza y desorden económico.

A lo largo de su intervención, Kicillof mostró una actitud de total desdén hacia quienes han señalado los fracasos de su administración. En un momento, incluso criticó a aquellos que, según él, usaron el asesinato de la niña Kim Gómez en La Plata como un arma política, en lugar de centrarse en la verdadera tragedia que representó el crimen. Para Kicillof, los “caranchos” son los que buscan sacar provecho de las tragedias para ganar votos. Sin embargo, lo que se ignora en sus declaraciones es que la crisis de inseguridad que afecta a la provincia es responsabilidad directa de su gestión. Con una policía que no alcanza a controlar las calles y un sistema judicial que muchas veces actúa con lentitud, las víctimas de la violencia siguen aumentando.

¿Realmente beneficiará a los bonaerenses el Plan Provincial de Desarme?

El Plan Provincial de Desarme ha generado preocupación entre muchos ciudadanos. En lugar de tomar medidas efectivas para enfrentar la criminalidad, Kicillof ha optado por desarmar a los ciudadanos honestos, que en muchos casos utilizan armas para su defensa personal, dada la falta de seguridad en sus barrios. ¿Realmente es esto una solución a la violencia? Mientras el crimen organizado y los delincuentes callejeros siguen armados hasta los dientes, la decisión de desarmar a la población civil parece más un intento de hacer política con un tema tan sensible como la seguridad.

El desarme propuesto no contempla cómo hacerle frente a la creciente violencia en los barrios más peligrosos de la provincia, donde las armas ilegales están en manos de aquellos que las utilizan para cometer delitos. Esta contradicción se profundiza cuando Kicillof, en su discurso, alude a la necesidad de que la justicia ponga un límite al "saqueo ilegal", sin señalar cómo su propio gobierno ha sido incapaz de garantizar la justicia y la seguridad para sus ciudadanos. Si bien el desarme puede ser visto como una medida positiva en algunos contextos, en el caso de Buenos Aires parece más una respuesta superficial ante un problema mucho más complejo y urgente.

Kicillof cierra con más críticas y menos soluciones

Al final de su intervención, Kicillof no dejó de lanzar críticas al acuerdo con el FMI, calificándolo como una “estafa piramidal” que solo beneficia a unos pocos, mientras que la deuda queda para las generaciones futuras. Para muchos, este tipo de declaraciones son una forma de desviar la atención de los verdaderos problemas que enfrenta la provincia, como la inseguridad y la falta de políticas efectivas que garanticen la seguridad de los bonaerenses.

En resumen, el Plan Provincial de Desarme presentado por Kicillof es una de las propuestas más controvertidas de su gestión, que busca desarmar a la población civil en medio de una crisis de inseguridad sin precedentes. Mientras tanto, los ciudadanos siguen viviendo con miedo en las calles, mientras que los delincuentes continúan haciendo de las suyas con impunidad. ¿Es este el camino para mejorar la seguridad de Buenos Aires? Para muchos, es más bien una muestra de la desconexión de Kicillof con las verdaderas preocupaciones de los bonaerenses.