Kicillof en Jaque: Entre la Soberbia y el Caos Político
Axel Kicillof enfrenta un escenario político cada vez más adverso y en gran parte, autoinfligido. En su afán de concentrar poder y diferenciarse, el gobernador bonaerense se encuentra atrapado entre su propia torpeza política y el fuego cruzado dentro del peronismo.
Ahora, con la Legislatura como campo de batalla, su plan de desdoblar las elecciones en la Provincia pende de un hilo, y su estrategia se desmorona por falta de respaldo, incluso dentro de su propio espacio.
Una Jugada Fallida
Con la excusa de evitar que la gente “vote tres veces”, Kicillof intentó imponer la suspensión de las PASO en Buenos Aires, tal como sucederá a nivel nacional. Sin embargo, pronto quedó en evidencia que ni siquiera La Cámpora –su propio espacio político– está convencida de acompañarlo. En este contexto, todas las miradas se posan sobre Sergio Massa: si el massismo se pliega a la negativa del cristinismo, Kicillof verá desmoronarse su gran apuesta electoral antes de haberla puesto en marcha.
Su argumento de que la gente está cansada de votar es un intento burdo de manipulación política. En realidad, la movida es un cálculo desesperado para evitar que su ya deteriorada imagen termine de hundirse antes de tiempo. La falta de un consenso real dentro del PJ y su estrategia de confrontación permanente con la oposición lo dejan con pocas opciones para maniobrar.
Preso de su Propia Interna
El problema de Kicillof es que nunca supo construir poder real. La estrategia de ser el “heredero del kirchnerismo” le sirvió para llegar, pero ahora lo deja atado de pies y manos. Cristina ya le dejó en claro que no quiere el desdoblamiento de las elecciones, y el massismo también se opone. ¿Por qué, entonces, respaldarían la eliminación de las PASO, si esto mismo facilitaría el desdoblamiento que tanto quieren evitar?
Para colmo, en la Legislatura no tiene margen de maniobra. Aunque se especula con posibles apoyos de sectores de la UCR y algunos libertarios, la realidad es que necesita el visto bueno del Frente Renovador. Y aquí aparece otro problema: Massa tendría que contradecir su postura histórica solo para darle aire a Kicillof. ¿Está dispuesto a hacerlo? Nadie lo cree.
Un Gobernador Acorralado
Mientras los intendentes kicillofistas lo presionan para que desdoble las elecciones cuanto antes, el cristinismo juega a dilatar la cuestión hasta que el gobernador se vea forzado a tomar una decisión sin margen de maniobra. En este escenario, Kicillof parece caminar directo a una emboscada política de la que no podrá salir indemne. En Gobernación descartan la opción de adelantar el desdoblamiento para presionar a la Legislatura, pero no tienen un plan claro para destrabar la situación.
Por otro lado, en medio de esta debacle política, resurge otro tema espinoso: la eliminación del límite de dos mandatos para intendentes y legisladores. Un grupo de alcaldes busca colar esta discusión dentro del paquete de las PASO, con la esperanza de obtener algún beneficio personal en el proceso. Aunque la idea parece poco viable, deja en evidencia la desesperación de varios sectores del peronismo por atornillarse al poder ante el derrumbe del modelo kirchnerista en la Provincia.
Entre el Desastre y la Negación
Mientras tanto, Kicillof sigue demostrando su desconexión con la realidad. Luego de un despliegue mediático para culpar a Nación por la inseguridad, Milei le quitó el foco con su polémica propuesta de intervención en la Provincia. Esto le dio un respiro momentáneo, pero lo dejó aún más expuesto. Cuando intentó mostrarse como un gestor serio, coordinando la respuesta al desastre en Bahía Blanca junto a Patricia Bullrich y Luis Petri, el Gobierno nacional optó por ignorarlo. La señal fue clara: nadie en la Casa Rosada tiene interés en darle oxígeno.
Para colmo, en su intento de vender una imagen de liderazgo, Kicillof quedó en evidencia nuevamente. Pese a sus discursos altisonantes, fue el ministro de Economía, Luis Caputo, quien terminó anunciando la ayuda para Bahía Blanca, sin siquiera mencionarlo. La jugada fue quirúrgica: dejar en claro que el gobernador no tiene peso en la toma de decisiones nacionales y que su gestión es poco más que un ejercicio de improvisación.
Conclusión: Un Futuro Sin Salida
Kicillof está atrapado en su propio laberinto político. Sin el respaldo de Cristina, con un Massa dubitativo y una Legislatura cada vez más hostil, su margen de acción se reduce drásticamente. Su obsesión con diferenciarse del gobierno nacional lo ha llevado a tomar decisiones erráticas y a enfrentarse con su propia tropa. Si sigue por este camino, es cuestión de tiempo para que termine devorado por la misma interna que lo llevó al poder. La pregunta ya no es si podrá imponer su estrategia electoral, sino cuánto tiempo podrá sostener su frágil liderazgo antes de que el peronismo bonaerense lo termine dejando de lado.