Axel Kicillof volvió a la carga con su discurso apocalíptico y afirmó que Javier Milei “armó un caos” en el sistema electoral. Su verdadera preocupación no es la logística, sino perder el control sobre la provincia.

Desde el kirchnerismo buscan instalar la idea de que las reformas electorales generan desorden, cuando en realidad solo eliminan un sistema diseñado para beneficiar a los aparatos políticos tradicionales.

Kicillof se contradice: ¿desdoblar o no desdoblar?

El gobernador denuncia que "dos urnas con sistemas distintos" causarían problemas, pero al mismo tiempo evalúa desdoblar las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Es decir, prefiere que los bonaerenses voten dos veces en momentos distintos, lo que duplicaría el gasto electoral y la movilización, generando más complicaciones que las que él mismo critica. Si su argumento fuera genuino, entonces evitaría el desdoblamiento.

No hay caos, solo miedo a perder el control

Milei y el Congreso buscan terminar con las PASO, una herramienta que siempre favoreció al kirchnerismo para definir sus internas con recursos públicos. Sin PASO, el peronismo tendrá que financiar su propia competencia interna, algo a lo que no está acostumbrado. Kicillof teme que esto le complique las estrategias de manipulación del voto y que la falta de un mecanismo de filtro lo exponga a una fragmentación dentro de su propio espacio.

Además, su afirmación de que “se acumuló gente para votar” es absurda. Los tiempos de votación no cambian drásticamente por el uso de boleta única. En países donde ya se implementa, como Paraguay o Uruguay, el proceso es más ágil y transparente, evitando el robo de boletas y las trampas del clientelismo.

Kicillof quiere elecciones a medida

El kirchnerismo ha usado históricamente la manipulación electoral como estrategia de poder. Su intención de desdoblar la elección en Buenos Aires no responde a preocupaciones democráticas, sino a una jugada política para despegarse de la imagen de Milei en el ámbito nacional y tratar de blindar su territorio. En 2019 amagaron con desdoblar las elecciones para proteger a Cristina Kirchner de una posible derrota, y ahora repiten la misma estrategia.

La eliminación de las PASO y la implementación de reformas electorales buscan transparencia y eficiencia. Kicillof no puede decir lo mismo. Su ataque a Milei no es más que una excusa para mantener su estructura clientelar y seguir manipulando el sistema a su favor.