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Jueves, 6 de Marzo del 2025

Argentina es la última esperanza de la UE para importar gas

La Unión Europea enfrenta una de las crisis energéticas más severas de los últimos tiempos. Desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, el bloque ha sufrido un reordenamiento drástico de su matriz energética.

La dependencia histórica del gas ruso, que llegaba a través de Ucrania y el Nord Stream, se ha desmoronado, obligando a Europa a diversificar sus fuentes de suministro.

Hoy, el gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos, Qatar y Australia cubre gran parte de la demanda, mientras que el gasoducto TurkStream con Rusia aún sigue operativo. Sin embargo, las reservas de gas de la UE han caído a niveles alarmantes, oscilando entre el 35% y el 40% de su capacidad, muy por debajo del 55%-60% registrado en años anteriores. El problema se agrava con el aumento de los precios y las condiciones climáticas invernales más rigurosas de lo esperado.

En este contexto, Argentina aparece como una alternativa viable para garantizar el suministro de gas a Europa.

Argentina en la mira de Europa: Vaca Muerta, la clave del suministro

La UE ha comenzado a explorar nuevas fuentes de energía y, ante la inestabilidad de otros mercados, ha puesto la mira en Argentina. El país sudamericano posee la segunda mayor reserva de gas no convencional del mundo en Vaca Muerta, un yacimiento de 30,000 kilómetros cuadrados en la Patagonia. Con la infraestructura adecuada, Argentina podría convertirse en un actor clave del mercado mundial de GNL.

El presidente Javier Milei ha mostrado un fuerte interés en aprovechar esta oportunidad. Su administración ha impulsado medidas para atraer inversión extranjera en el sector energético y acelerar la capacidad exportadora del país. De hecho, YPF, la petrolera estatal argentina, ha firmado acuerdos con empresas extranjeras y recientemente cerró un memorándum con India para exportar GNL.

Sin embargo, hay un gran obstáculo en el camino: las nuevas regulaciones ambientales de la UE.

La regulación ambiental de la UE y el dilema de Milei

En 2024, la Unión Europea aprobó la Directiva de Diligencia Debida en materia de sostenibilidad corporativa (CSDDD, por sus siglas en inglés), que impone estrictas condiciones ambientales a la importación de hidrocarburos.

A partir de julio de 2026, las empresas que operen en el mercado europeo deberán reportar las emisiones de alcance 3, es decir, todas las emisiones generadas en la cadena de producción y transporte del GNL. Si las firmas no cumplen con esta normativa, podrían enfrentar sanciones de hasta el 5% de sus ingresos anuales globales.

Esto plantea un desafío importante para Argentina: aunque el país cuenta con el recurso, no tiene un sistema eficiente de certificación de emisiones. Como explicó un directivo de una operadora involucrada en proyectos de GNL en Argentina:

"Los importadores en Europa están preocupados porque no tienen mecanismos para certificar la trazabilidad del gas. No existe un sistema que haga un seguimiento de las emisiones en toda la cadena productiva, desde la licuefacción hasta el transporte. Esto podría poner en riesgo las exportaciones."

Para cumplir con estas regulaciones, Argentina deberá desarrollar un sistema de medición de emisiones y adaptación tecnológica, algo que requiere tiempo y fuertes inversiones.

La postura de Milei: ¿libre mercado o regulaciones ambientales?

Javier Milei ha sido un férreo defensor del libre mercado y ha mostrado un gran escepticismo respecto a las regulaciones ambientales. Desde su llegada al poder, ha promovido una política energética basada en la desregulación, la privatización y la apertura de mercados.

En varias ocasiones, el mandatario ha criticado lo que considera una "agenda ambientalista exagerada" promovida por organismos internacionales. Durante la última Cumbre del Clima de la ONU, Milei declaró:

"No vamos a permitir que regulaciones impuestas desde el extranjero limiten el desarrollo energético de Argentina. Si Europa necesita nuestro gas, que se adapte a nuestras condiciones, no al revés."

Esta postura choca directamente con la normativa de la UE, lo que podría generar tensiones en las negociaciones. Mientras que algunos sectores del gobierno argentino ven en Europa un mercado clave, otros creen que el país debería centrarse en Asia, donde las restricciones ambientales son menos exigentes.

¿Una oportunidad desaprovechada? El riesgo de quedar fuera del mercado europeo

Argentina se encuentra en una encrucijada. Si el país no se adapta a las regulaciones europeas, podría perder una oportunidad histórica de convertirse en un proveedor clave de gas para la UE. Con inversiones estimadas en más de 58,000 millones de dólares para desarrollar su infraestructura, Argentina aún necesita financiamiento externo para concretar su plan exportador.

Mientras tanto, Europa busca alternativas: Noruega y Argelia han aumentado sus envíos de gas, y la UE evalúa invertir en proyectos de GNL en el extranjero para asegurar su suministro.

Si Argentina no actúa rápido y Milei mantiene una postura intransigente frente a las regulaciones europeas, el país podría perder su oportunidad de convertirse en la "salvación energética" de la UE.

Por ahora, el reloj avanza y la crisis energética sigue latente. Europa necesita gas, y Argentina tiene los recursos. Pero, ¿serán capaces de llegar a un acuerdo antes de que sea demasiado tarde?